En Piura, no todos los estudiantes tienen las mismas oportunidades de aprender. Un reciente informe del Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico (CIUP) y la Red de Estudios para el Desarrollo (REDES) reveló que, si todas las escuelas públicas de la región siguieran el modelo de los colegios que hoy destacan por sus buenos resultados, más alumnos podrían mejorar su rendimiento escolar. La clave está en replicar lo que ya funciona: buenas prácticas de enseñanza y condiciones adecuadas dentro de las aulas.
La investigación tomó como referencia a los colegios públicos de Piura que hoy obtienen los mejores resultados en Lectura y Matemática. A partir de ellos, se comparó el desempeño del resto de estudiantes de segundo de secundaria en la región. ¿El objetivo? Medir el verdadero potencial al que podríamos llegar si todas las escuelas aplicaran métodos similares. En lugar de hacer comparaciones lejanas con países desarrollados o colegios privados, el estudio se basa en ejemplos reales y cercanos.
“Hoy, apenas el 5% de estudiantes de segundo de secundaria en Piura alcanza un nivel satisfactorio en Matemáticas. Si todas las escuelas públicas replicaran las fortalezas de las que ya destacan, ese porcentaje podría elevarse a más del 18%, más del triple del nivel actual. En Lectura, la mejora sería aún mayor: alrededor del 29% de los alumnos lograrían un buen desempeño, frente al 10% que registramos actualmente. Tomar como referencia estas buenas prácticas es un primer paso; posteriormente, se deben implementar estrategias focalizadas que refuercen la formación docente y aseguren un uso eficiente de los recursos educativos. Solo así podremos convertir mejoras puntuales en un cambio sostenido y de largo plazo en el sistema educativo”, explicó María Pía Basurto, investigadora del CIUP.
¿Qué tienen en común los colegios públicos de Piura que logran los mejores resultados? En muchos casos, operan en condiciones mucho más favorables que el promedio: cuentan con conexión a Internet y computadoras o laptops para sus estudiantes. Además, buena parte de sus docentes tiene estudios de posgrado en Pedagogía, lo que eleva la calidad de la enseñanza en el aula. Estas diferencias no son menores y marcan un punto de quiebre, especialmente en las zonas rurales, donde las deficiencias son mayores, la situación más crítica y los resultados más preocupantes. Cuando las condiciones son mejores, más estudiantes logran aprendizajes satisfactorios.
“Al concluir la educación básica, los jóvenes deberían contar con un conjunto de habilidades para integrarse a una fuerza laboral productiva, lograr mejores oportunidades y, por lo tanto, mayores ingresos y bienestar para sus familias. Si hoy no se invierte para mejorar el nivel de aprendizaje, será muy difícil reducir la pobreza, la vulnerabilidad económica y la informalidad en el país a corto y largo plazo”, sostuvo a su turno Germán Vega, economista de REDES.
La propuesta es generar conciencia sobre cuánto más se podría lograr con los recursos y experiencias que ya existen en el sistema. Si las políticas públicas lograran identificar y replicar las prácticas exitosas de las mejores escuelas, los avances serían significativos y sostenidos. Además, se alienta a las familias a informarse y exigir a sus autoridades locales y regionales que prioricen la educación como eje de desarrollo.
“La experiencia de este estudio demuestra que el cambio es posible si se identifican y extienden las condiciones que ya funcionan, revelando un potencial que se debe alcanzar. Garantizar servicios básicos, acceso a tecnología y una mejor formación docente requiere decisiones firmes del Estado, que debe asumir plenamente la garantía del derecho a una educación de calidad. Hacerlo beneficiará a los estudiantes de hoy y tendrá un impacto duradero en el desarrollo del país”, finalizó Vega.